Luego de la multitudinaria marcha en defensa de la universidad pública y gratuita el amigo Pedro Pesatti nos regala su reflexión apoyando la lucha del pueblo y criticando firmemente el manejo demencial del actual presidente de nuestra querida argentina.
¿En que se convertiría la sociedad argentina si el comportamiento del presidente Milei fuera replicado por todos los habitantes del país? Les propongo un ejercicio: imaginemos su grado de agresividad en la forma de actuar de cada argentino y las consecuencias que ello traería. Milei todo el tiempo expone a la sociedad argentina a un modelo de convivencia que está al límite de la vida civilizada. Desde que llegó al poder arrastró a la sociedad hacia esos límites donde el riesgo de la violencia directa está cada día más latente. Su constante falta de respeto por todo lo que no encaja en sus esquemas mentales y la ofensa como método —como lo dejó demostrado una vez más en sus posteos para vilipendiar la multitudinaria marcha en defensa de la universidad pública— exponen un rasgo de su personalidad que el propio Presidente debiera corregir por el bien del país. La mayoría de las personas que ayer se movilizaron son muy jóvenes y estoy seguro de que en la máxima proporción es la primera vez que la mayoría de esos jóvenes participan de una manifestación pública. ¿El Presidente es consciente de lo que expresó en su posteo, usando la imagen de un depredador, el Rey de la Selva, como tantas veces lo caracterizó la literatura infantil al león, con una taza y la inscripción ‘lágrimas de zurdo’, para referirse a quienes participaron de la marcha? ¿Qué quiere comunicar a través de su posteo? ¿Qué sensibilidad tiene frente a los jóvenes estudiantes que ejercieron ayer el derecho de petición en defensa de la universidad pública? ¿Milei es consciente de que durante la dictadura militar la palabra ‘zurdo’ era el comodín de los represores para estigmatizar, e incluso matar a una persona, aunque sus ideas estuvieran muy lejos del campo de la izquierda o del marxismo? O mejor dicho: ¿es consciente que ser de izquierda o marxista, o ‘zurdo’, para no perder el registro, jamás constituye lo que en su recursividad quiere construir como significado? No hay patotas de Camps o de la ESMA asolando la universidad pública, pero desde que recuperamos la democracia nunca estuvimos tan cerca de volver a caminar entre las sombras. Ojalá que el Presidente advierta los riesgos de una conducta que está a tiempo de revertir, porque no hay nada nuevo bajo el sol y un buen gobierno es aquel que logra eludir la repetición de la historia.
PD: En solidaridad con quienes son llamados así, yo también soy zurdo.